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jueves, 5 de enero de 2012

Por los caminos de Felisberto... por Magda Lago Russo

(Montevideo)Magda Lago Russo


"Felisberto Hernández es un escritor que no se parece a nadie: a ninguno de los europeos y a ninguno de los latinoamericanos, es un "francotirador" que desafía toda clasificación y todo marco, pero se presenta como inconfundible al abrir sus páginas"


Ítalo Calvino


Felisberto Hernández nació en Atahualpa (Montevideo) el 20 de octubre de 1902. Atahualpa es un barrio montevideano, en el que existían entonces casas señoriales rodeadas de amplios jardines, a las que el mismo Felisberto alude en sus obras Durante su adolescencia y juventud conoció personajes que influyeron en su vida como, José Pedro Bellán, quien influyó en su vida es el escritor y dramaturgo que fue su maestro en la escuela, y desde entonces más mantuvo una amistad que duró hasta la muerte de este último.
Estudió intensamente el piano, hasta 10 y 12 horas diarias, participó en conciertos y dio algunos, solo, por radio. A los veintidós años escribió sus primeros trozos literarios, FULANO DE TAL, y recibió las primeras opiniones de Vaz Ferreira: "Tal vez no haya en el mundo diez personas a las cuales les resulte interesante y yo me considero una de las diez”

Fragmento del Prólogo


“…Conocí un hombre, una vez, que era consagrado como loco y que me parecía inteligente. Conocí otro hombre, otra vez, que estaba de acuerdo en que el loco consagrado fuera loco, pero no en que me pareciera inteligente. Yo tenía mucho interés en convencerle, y del laberinto que el consagrado tenía en su mesa de trabajo, saqué unas cuartillas – esto no le importaba a “el” – y traté de reunir las que pudieran tener alguna, aunque vaga hilación –esto de la hilación tampoco le importaba a “él” – y así convencería al otro de la inteligencia de éste. Pero me ocurrió algo inesperado: leyendo repetidas veces lo que escribió el consagrado me convencí de que, en este caso, como en mucho, no tenía importancia convencer a un hombre. Sin embargo, publiqué esto como testimonio de amistad con estas ideas del consagrado”


1927. – La Asociación de Pianistas le patrocina su primer concierto en Montevideo, en el Teatro Albéniz.

1928. – Da su segundo concierto en el mismo local, que entonces era la “Casa de Arte” subvencionada por el Ministerio de Instrucción Pública. En todos estos conciertos obtiene una crítica unánime que el pianista juzga “demasiado generosa”. En un fragmento recogido con el título de "En el cine" en el T. II de las "Obras Completas", Felisberto se refiere a ese trabajo suyo de la época del cine mudo, que consistía en acompañar, con la música del piano, la proyección de la película: "En una noche de otoño hacía calor húmedo y yo fui al cine. La linterna del acomodador alumbraba mis pasos y hacía brillar mis zapatos, que a cada instante estaban a punto de pisarlo. El se detenía bruscamente para ofrecerme asiento y le parecía raro que a mí me gustara sentarme tan adelante. Mientras tanto yo pensaba: 'él no sabe que yo tocaba el piano en los cines cuando era joven y me acostumbré a mirar la película al pie de la pantalla. -Como quien dice: tomar leche al pie de la vaca-'." T .II ,p .205.


En 1929 se edita LIBRO SIN TAPAS que pertenece a una colección de folletos que apareció en tipografías de caja, y de la cual forman parte Fulano de tal (1925), La cara de Ana (1930) y La envenenada (1931).


1932.- En este año comienza una gira por ciudades del Uruguay con Yamandú Rodríguez en la que este recitaba cuentos, poesías y trozos literarios compuestos expresamente para las obras que a continuación Hernández ejecutaba en el piano.- Esta gira culminó en Buenos Aires en el Teatro París el año 1933.


1942.- POR LOS TIEMPOS DE CLEMENTE COLLING.- Fue escrito en Treinta y Tres, en casa de su hermano Ismael, y lo publican en Montevideo los amigos que figuran en el prólogo. En esta época está en Montevideo Jules Supervielle.- Sus juicios, sus enseñanzas durante tres años, la presentación que hace en Amigos del Arte de Hernández y su influencia para que Francia otorgue una beca a Hernández. En la obra describe el entorno del barrio de su infancia. “En aquellos lugares hay muchas quintas. En Suárez tuna de las calles cercanas] casi no había otra cosa. Ahora están fragmentadas. Los tiempos modernos, los mismos por los que anduve por otras partes, y mientras yo iba siendo, de otra manera, otra persona, rompieron aquellas quintas, mataron muchos árboles y construyeron muchas casas pequeñas, nuevas y ya sucias, mezquinas, negocios amontonados, que amontonaban pequeñas mercaderías en sus puertas. A una gran quinta señorial, un remate le ha dado un caprichoso mordisco, un pequeño tarascón cuadrado en uno de sus lados y le ha dejado dolorosamente incomprensible”. T. I, p.26 .*En esta obra puede decirse que está todo el autor; comenzó entonces a formarse un pequeño público adicto a Felisberto Hernández del que formó parte con un juicio muy acertado Jules Supervielle:”Usted tiene el sentido innato de lo que será clásico algún día”* Por los tiempos de Clemente Colling es una novela corta. Es importante esta obra porque en ella confluyen dos cuestiones. La primera: que es la primera edición de un libro del autor llevado a cabo por una editorial con cara y ojos (aunque sufragada por amigos). Segunda: los estudiosos de la obra de Felisberto señalan esta obra como la que decide al escritor a dedicarse exclusivamente a la literatura en detrimento del piano. tiempos de Clemente Colling es un libro de recuerdos personales. Pero una lectura más exigente nos dice que en este libro ya despunta su universo fantástico, su connivencia con los misterios de la vida. El viejo, ciego y desprolijo profesor de piano Clemente Colling reúne en su persona todo el atractivo de esos mundos inclasificables que tanto fascinaban y que tanto alimentaron la obra ineludible de Felisberto Hernández. 1943.- EL CABALLO PERDIDO También premiada por el Ministerio de Instrucción Pública provoca juicios críticos Nadie encendía las lámparas, Las hortensias, La casa inundada, sucedieron al El caballo Perdido. En el prefacio que apareció en la segunda edición de "El caballo perdido" se puede leer el "manifiesto" -que según indica Pablo Roca (loe. cit.) fue redactado por Reina Reyes-, y una lista de los firmantes: "Felisberto Hernández ha realizado a través de su literatura, una obra de auténtico valor para la cultura de nuestro país. Sus libros, que han suscitado juicios críticos por la "generosa originalidad" de su creación, han llegado a los medios más importantes del extranjero. Estos juicios, así como las traducciones que se han hecho de diversas obras de nuestro escritor y su publicación en las más calificadas revistas literarias, han significado un singular aporte para el conocimiento de nuestra cultura en centros de Europa y América, a los que pocas veces llega lo nuestro.

Recordamos que fue presentado en la Sorbona y en el Pen Club de París por Julio Supervielle. Todo esto nos mueve a pedir a las autoridades de nuestro gobierno, que se le ofrezca a Felisberto Hernández un sitio de labor digno y modesto para que sea continuo el proceso de su creación.”

Se puede decir que sus invenciones y su vuelo imaginativo mantienen una quieta serenidad.

En la “Explicación falsa de mis cuentos” relata su proceso personal de inspiración.


Obligado o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a explicaciones exteriores a ellos. No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de la conciencia. Eso me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debo esperar un tiempo ignorado: no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma esté destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella crecerá de acuerdo a un contemplador al que no hará mucho caso si él quiere sugerirle demasiadas intenciones o grandezas. Si es una planta dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo discreto, un poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y la manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.

Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda.

En sus últimos años llevaba una vida desordenada decía:”Observo que cada vez escribo mejor, Lástima que cada vez me vaya peor” Muere en Montevideo en 1964. Entre 1969 y 1974 se publicaron sus Obras Completas en seis volúmenes.



Bibliografía


Diccionario de Autores Latinoamericanos – César Aira

El País.com – Montevideo.

*César Aira. Escritor argentino.

Capítulo Oriental. – Montevideo.

Felisberto Hernández El espectáculo imaginario. José Pedro Díaz – Arca -1991.

(c) Magda Lago Russo

Montevideo

Uruguay

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