Araceli, simpático tu cuento y me hizo recordar que caminando por las calles de Lima, alguna vez me topé con una multitud de sordomudos que salían de un evento. Era un sonoro griterío silencioso. Ver a todos hablando al mismo tiempo y no escuchar nada fue una impronta que no se olvidará jamás.
Un abrazo.
José Respaldiza Rojas
Lima
Perú
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente esta nota- los comentarios anónimos no se publican