Acerca de Araceli Otamendi, escritora y directora de Archivos del Sur

domingo, 6 de marzo de 2011

Paulina Juszko - Suplemento Día Internacional de la Mujer

Suplemento Día Internacional de la Mujer


Del Feminismo al Humanismo
                                                                                                 

¿Las mujeres podemos ser felices (dentro de los límites en que les es permitido serlo a los seres humanos) y sentirnos realizadas estando solas? ¿O esto solamente es posible si somos esposas y madres, según el mandato ancestral? Creo firmemente en la primera opción, aunque requiere un cambio de cabeza de nuestra parte. No se trata, por supuesto, de vivir sin los varones, sino de dejar de concebir la existencia a partir y a merced de ellos, o sea, ¡basta de vivir por procuración!
Muchos piensan que las luchas feministas fueron, que las reivindicaciones genéricas ya no tienen sentido pues se han equiparado los derechos de ambos sexos. Sin adentrarme en las arenas movedizas de la universalidad de las conquistas femeninas ni en las minucias lingüísticas que combaten el uso del masculino plural para englobar a mujeres y varones, opino que todavía queda algo muy importante por lograr y es impedir que se manipule nuestra imagen: no es a los señores a quienes  compete crearnos, cuando somos nosotras que les damos la vida. Debemos lanzar una imagen de la mujer hecha por nosotras mismas (sin lavado cerebral previo) y que sería una legítima self made woman.
Para lograrlo habrá que superar el feminismo en pos de un bien entendido humanismo, ya que, antes que mujeres, somos seres humanos (de hecho, el sexo del feto recién se define a los dos meses y es el cromosoma X – presente en ambos sexos – el que parece representar la humanidad básica) y como tales debemos tener un proyecto de vida y ambiciones propias.
La vida masculina gira en torno de la carrera, la profesión, la política, el deporte… Si encuentran en ruta una buena compañera, la incluyen en su proyecto. Cuando seamos capaces de asumir la misma actitud mental, recién estaremos en un auténtico pie de igualdad y seremos verdaderamente respetadas.
Y cuando, por su parte, los varones se abran a sentimientos y comportamientos tradicionalmente etiquetados como “femeninos” (v.gr.: expresar las emociones, pedir ayuda, resolver pacíficamente los conflictos…) y que son necesarios para el desarrollo armónico del ser humano, ya no harán falta las conmemoraciones. Y el 23 de abril, en Cataluña[1], todo el mundo recibiría un libro y una rosa, sin distinción de sexo. 

(c) Paulina Juszko
     Escritora
     City Bell
     Provincia de Buenos Aires



[1] Fiesta de San Jordi, patrono de Cataluña; ese día la tradición quiere que ellos les regalen a ellas una rosa y ellas a ellos, un libro.





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