Acerca de Araceli Otamendi, escritora y directora de Archivos del Sur

lunes, 19 de diciembre de 2011

Los conjurados

Cuando nos vamos acercando al último día del año, cuando se suceden las reuniones entre amigas, amigos, compañeras, compañeros de trabajo o de estudio, a veces con familiares, o tal vez conocidos, se conjuran algunos fantasmas. Pero no son fantasmas como aparecen en la literatura de suspenso o gótica, son fantasmas que llegan en palabras que se pronuncian en la conversación, en recuerdos puestos en palabras, y que aparentemente nadie los ha convocado. Pero llegan. Y se instalan en la conversación, a veces en medio de una reunión, o de un brindis, y entonces sí parecen pesadillas: fracasos, duelos, pérdidas, abandonos, divorcios, separaciones, muertes, quiebras, y muchos más. Esos fantasmas aparecen así, de improviso, parece que nadie los llamó y se instalan ahí, en medio de la reunión y no se van, no se quieren ir, siguen ahí. Podrían ser "los conjurados". Entonces uno empieza a pensar que para qué la reunión, para qué el brindis y el estar ahí reunidos también con esos fantasmas - pueden ser propios y ajenos - parece inevitable.
No quiero aconsejar porque sé que los consejos no sirven, simplemente pensar que lo que no tiene arreglo o no puede arreglarse, mejor no recordarlo o si es inevitable recordarlo, reservárnoslo. No andar hurgando en las heridas, en los malos momentos. Pensar en positivo, salir a caminar por una plaza o un parque, ir al río, o al mar, abrir las ventanas, leer un buen libro, recordar un poema. A veces unos buenos momentos de silencio y de reflexión ayudan. Prepararse para pasar Navidad y fin de año con una buena disposición, pensar en algún nuevo proyecto, siempre mirando hacia adelante.

Araceli Otamendi

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente esta nota- los comentarios anónimos no se publican