(Buenos Aires)
La escritora polaca Wislawa Szymborska, Premio Nobel de Literatura en 1996 murió el miércoles pasado.
Autora de una decena de libros de poemas, Szymborska repudió los dos que publicó antes de 1957 por estar escritos con una estética demasiado fiel al realismo socialista. A partir de esa fecha —y en títulos como El gran número, Fin y principio, Instante o Aquí, el último que publicó, de 2009— su voz cambió poco. En los últimos años, además, autorizó la traducción de las agudas y desternillantes notas de lecturas que publicó durante 30 años en la prensa polaca y en las que un día hablaba del Mío Cid y otro de un libro sobre jardinería. Ella, que siempre dudaba de todo y cuya expresión favorita era “no sé”, nunca las consideró “prosa seria”. Y eso que respondían a un viejo aviso suyo: "Solo las preguntas un poco ingenuas son verdaderamente profundas".
Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial. “El poeta de hoy es escéptico e incluso desconfiado”, dijo en su discurso de recepción del galardón, uno de los más breves e irónicos que se recuerdan. “Cuando escribo siempre tengo la sensación de que alguien está detrás de mí haciendo muecas. Por eso huyo, todo lo que puedo, de las grandes palabras”, afirmó también una escritora cuyos versos están llenos de paréntesis que contradicen, retocan y matizan cada una de los términos que va anotando. El resultado es una obra memorable que cabe entera en un tomo de 300 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente esta nota- los comentarios anónimos no se publican