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(Pamplona) Beatriz Sánchez Tajadura
Mario Vargas Llosa dijo que las experiencias de dolor son las que inspiran a los creadores. Uno escribe en el momento en que se produce algún tipo de entredicho entre la persona y el mundo en el que vive. Cuando uno vive en completo acuerdo con el mundo no tiene necesidad de inventar otro. Se escribe desde que a uno le rompen el corazón, desde que perdemos a nuestra madre, desde que se descubre la realidad, y esa realidad es la que alimenta a la escritura. La literatura es más afín al dolor que a la felicidad.
Conviene desconfiar del escritor anacoreta, esa suerte de intelectual aislado del mundo, enclaustrado en su biblioteca con una mantita, una tacita de té humeante y un libro abierto a la luz de una lumbre que no se consume nunca. El escritor se hace de lecturas y de trabajo, de disciplina y autocrítica, pero la literatura es también experiencia. En palabras de José Francisco Sánchez: “El buen comunicador es aquel que tiene un conocimiento profundo de qué es el hombre y del mundo que le rodea. Algo que no puede resumirse en una mera cultura superficial, en el sentido más manoseado de la palabra: es verdadera cultura, no erudición”. Al escritor hay que curtirlo. Hay que soltarlo al mundo como a un pollito recién salido del cascarón y dejarle a su aire. Ha de nutrirse de experiencias y de conocimientos que no están en las bibliotecas. Cuánto distan la teoría y la práctica.
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http://archivosdelsur-ensayos.blogspot.com.ar/2015/02/tinta-papel-y-adsl-por-beatriz-sanchez.html
texto de Beatriz Sánchez Tajadura e imágenes autorizados por la autora para su publicación en la revista Archivos del Sur.
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