Una historia de la lectura
Alberto Manguel
traducción de Eduardo Hojman
Siglo Veintiuno Editores
(Buenos Aires)
El escritor Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948) confiesa en este libro tener en
común con lectores famosos como Aristóteles, Virgilio, santo Domingo, Fra
Angélico, Paolo y Francesca, Valentina Balbiani, san Jerónimo,
Erasmo de Rotterdam, María Magdalena, Charles Dickens, Jorge Luis Borges
- en posturas de lectores como indican las ilustraciones que
acompañan el texto - sus gestos y su arte, así como el placer, la responsabilidad y
el poder que encuentran en la lectura. Una de las ilustraciones corresponde al
Niño Jesús en el templo, por discípulos de Martin Schongauer, con la mano en la
página derecha del libro que tiene abierto sobre las piernas, explicando a los
doctores del templo mientras ellos, asombrados pero escépticos, pasan las páginas
de sus respectivos volúmenes en busca de una refutación. También una ilustración
de un autor anónimo de dos estudiantes islámicos.
Manguel fue un lector precoz, ya que afirma que a los cuatro años descubrió que
podía leer, primero letras en un libro y después empezó a leer todo: libros, pero
también carteles, anuncios, la escritura pequeña en el dorso de los boletos de los
tranvías, las cartas tiradas a la basura, los periódicos arruinados que encontraba
debajo de los bancos del parque, las pintadas, las contracubiertas de las revistas
que otros viajeros leían en el autobús. Así comprende a Cervantes, que leía hasta
los papeles rotos de las calles y para eso hasta rebuscaba en la basura. Y también el
culto al libro (ya sea en pergamino, en papel o en la pantalla) como uno de los
dogmas de una sociedad que lee y escribe.
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