No tengo la menor idea de dónde o cómo o en qué momento inicié este camino; no tengo el más remoto recuerdo de cómo o cuál fue el primer paso que di para adentrarme en este cruel e inhumano recorrido. Sin embargo, y muy a pesar de su despiadada sevicia para conmigo, hoy en día tan solo puedo agradecer todos y cada uno de los pasos que me han llevado por este fantástico y enriquecedor sendero.
Son cerca de las 5:40 de la mañana; ya está empezando a despertar el día, ya se dejan ver los primeros rayos amarillos dibujando algunos ilegibles trazos en el horizonte por detrás de la montaña, anunciando la milagrosa y generosa llegada del astro rey que poco a poquito se asoma para iluminar y calentar esta cara del planeta. Yo voy caminando sin darme cuenta, voy charlando con una maestra sin saber conscientemente desde dónde venimos juntas y mucho menos sé en qué momento nos encontramos; solo soy consciente de que voy por mi camino con esta agradable ilustrada.
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