En mi otra vida me decían Nijinsky, soy
o era el gato de la bailarina,
Diana.
Me había ido por ahí, a deambular por
el barrio, como siempre, a tener
aventuras, correr por los techos, nunca
creí que no volvería a verla. Desde
las terrazas podía ver muchas cosas, me
resguardaba de los autos, podía
observar mejor la calle. Además
esquivaba los peligros que tienen los
gatos, podía
escrudriñar a veces en las ventanas.
leer cuento:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente esta nota- los comentarios anónimos no se publican