(Buenos Aires)
A partir de hoy se inicia la publicación de una serie de notas sobre autobiografías, la primera es acerca del libro Una mirada atrás de la escritora norteamericana Edith Wharton.
A menudo leo autobiografías de escritoras y escritores. Me ayudan a entender su obra, a veces, otras no, y me interesa la actitud con que emprenden ese camino por los recuerdos de una vida vivida de la que hay algo que contar y que puede interesar a los lectores.
El libro Una mirada atrás empieza con tres citas antes de las palabras preliminares de la autora:
"Una mirada atrás a los caminos recorridos"
Walt Whitman
"Quiero remontar la pendiente de mis mejores años..."
Chateaubriand,
Mémoires d´Outre Tombe
"Ningún placer es pasajero",
Goethe,
Whilhelm Meister
Estas tres citas ya van adelantando al lector la actitud de Edith Wharton para contar su vida. La escritora norteamericana nacida en una familia de alta sociedad neoyorkina en 1862, reconoce que "...pese a la enfermedad, a despecho incluso del enemigo principal que es la pena, una puede continuar viva mucho más allá de la fecha usual de desintegración si no le teme al cambio, si su curiosidad intelectual es insaciable, si se interesa por las grandes cosas y es feliz con las pequeñas...".
Hay que considerar que Edith Wharton publicó este libro en 1914 cuando tenía 52 años. La esperanza de vida entonces no se había alargado como en la actualidad.
En las autobiografías se trabaja con los recuerdos almacenados en la memoria del escritor, con los diarios, con cartas y fotografías y también con el olvido.
Quien escribe hace un viaje por su vida. Y también reescribe.
En relación con los recuerdos negativos, Wharton dice que no recuerda por mucho tiempo sus enfados: "...Raramente olvido una ofensa a mi espíritu, ¿quién la olvida? Pero la vida la recubre
con un rápido bálsamo, y queda registrado en un libro que raras veces abro...".
La escritora norteamericana atribuye el éxito de una autobiografía que recién se había publicado a que el autor "no perdonaba a nadie": "...consignaba al detalle cada defecto y cada disparate de los demás y cada resentimiento del escritor. ¡Aquella era la clase de biografía que merecía la pena leer!..." afirma.
Edith Wharton reconoce que si se la juzga con ese criterio, su autobiografía encontrará pocos lectores: "...Yo no he eludido el contacto con personas que me resultaban desagradables o
incompatibles; pero la antipatía era por lo general recíproca, y esto simplificaba y restringía nuestras relaciones. Tampoco recuerdo que aquellas personas que no me apreciaban denotasen su falta de interés hacia mí de alguna forma más dañina que la indiferencia. No guardo memoria de agravios sensacionales. A lo largo de mi vida he encontrado atención y apoyo; y de parte de los pocos seres que me son más queridos, una comprensión exquisita...".
Varios capítulos de "Una mirada atrás" aparecieron con anterioridad en las revistas Atlantic Monthly y The Ladies´Home Journal.
Un fragmento:
"...No puedo recordar cuándo las plantas empezaron a hablarme, aunque creo que sería cuando, pocos años después, uno de mis tíos me llevó, con otros primos pequeños, a pasar un largo día de primavera en unos bosques pantanosos próximos a Mamaroneck, donde la tierra estaba tachonada de madroños rastreros, donde en una ciénaga crecían flores rosadas y blancas con forma de bolsas y las ramas sin hojas se dibujaban contra el cielo salpicado de brotes de madreperla; pero el día que me regalaron a Foxy aprendí lo que los animales se dicen unos a otros, y lo que dicen a las personas...".
Acerca de Edith Wharton
Edith Wharton nació el 24 de enero de 1862 en el seno de una familia de alta sociedad neoyorkina. Después de recibir una esmerada educación, se casó en 1885 con el banquero de Boston Edward Wharton, del que se divorció en 1913. Su carrera literaria se había iniciado en 1899 con la colección de relatos The Greater Inclination, a la que siguieron La casa de la alegría, y sobre todo Ethan Frome que la consagró como novelista. Luego se publicaron Las costumbres del país, Verano, La edad de la inocencia, que fueron premio Pulitzer, Reflejos de luna, y Twilight Sleep, entre otros libros.
En 1914 Edith Wharton publicó su autobiografía Una mirada atrás, en la que evoca con maestría la sociedad neoyorkina de fin de siglo, sus viajes por Europa y sus amistades literarias, en especial la que la unió a Henry James. Cuando murió en 1937, todavía estaba trabajando en una última novela, Los bucaneros, que sería revisada por su albacea literaria y publicada un año después.
(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur
bibliografía:
Edith Wharton, Una mirada atrás, Ediciones B
Edith Wharton, The age of innocence, Washington Square Press published by Pocket Books
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