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lunes, 26 de octubre de 2009

Muestra inspirada en Edgar Allan Poe en Galería Isidro Miranda


(Buenos Aires)


Quince artistas se reúnen para insinuar un encuentro con el mundo de Edgar Allan Poe. Cada uno presenta una geometría de excesos, la posibilidad de la arrogancia y del canibalismo del arte.
Las obras resultan en sí mismas una narración, un ciclo, un acto del pensamiento, la presencia de una voz. Son discursos que proponen desde diferentes dimensiones del hacer el mismo mensaje:la perturbación.

La voluntad creativa de los artistas convocados exhibe un franco esfuerzo y comprensión de una poética distante. Nos obliga como historiadores a revisar categorías de producción literarias y a repensar cómo transmitir un ideal estético, en este caso el de Poe.

Poe, crítico, poeta y autor estadounidense vivió el romanticismo acosado por enfermedades, vicios y aliento a muerte, produjo una vasta obra literaria pretendiendo satisfacer a su mayor público, elhombre solitario.  Logró concebir un género detectivesco y una renovación de la novela gótica que perduraría en nuestra contemporaneidad y rodeó sus producciones de matemáticas, manifestaciones metafísicas, y trampas psicológicas.

Dentro de las poéticas propuestas por la muestra, los artistas trabajan generando climas remotos.
Valeria Maculán presenta una habitación detenida en el tiempo, Nicolás Ozuna la llegada de losesperados a un consultorio de dentista del cual brotan plantas de los lavabos y flores violáceas. Verónica Romano enjaula un ave de vidrio junto a un secreto de poliuretano y Paula Toto Blake construye la cuna de marfil que imaginaba Edgar Allan Poe.

Las producciones plásticas de Ramiro Smith Estrada y Juan Balza presentan un escenario en común,la mujer alguna vez amada y que mengua en sus excesos. Rostros realistas interceptados por planos de color encierran cuerpos femeninos en cuartos de baño como si fueran un tonel.
Diego Perrotta sueña con un Diablo que invade las ciudades de Calvino y Santiago Contin rescata la estética bizarre envolviendo latas de conservas coleccionables con diseños de comics. A Leopoldo Estol se le ocurrió trabajar con objetos recolectados de la calle, objetos que contenían un olor que transmitiera intranquilidad, creó móviles. Manuel Ameztoy propone un quiebre espacial, interviene un patio con motivos tipográficos delCuervo calados en texturas de plata y Esteban Pastorino una exhaustiva y tamizada construcción del horror vacui a través de un bosque repleto de pinos, pero vacío de almas. Anabella Papa, crea a Cooper, un cadaver vestido de leñador que señala algo a lo que no podemos acceder. Lala Mutto por su parte, presenta un autorretrato como memento mori multiplicado al infinito y Sofía López Mañan un paisaje mudo robado de cualquier habitación cercana. Quizás la combinación más entramada sea la obra de Máximo Pedraza: un niño que ve a un ciervo y un ciervo que nos contempla a nosotros, la imposibilidad de tocar lo que uno más desea. Lo eternamente frágil, la búsqueda continua de misterios que solo habitan en nuestro propio inconsciente.


                                                                                                                                                                        Leticia Mello



Inauguración viernes 13 de noviembre a las 19. La muestra estará abierta al público de martes a domingos de 12 a 19 hs hasta el 29 de noviembre en Estados Unidos 726 San Telmo.

imagen: Máximo Pedraza, sin título
 


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