Historia social del fútbol
Del amateurismo a la profesionalización
Julio Frydenberg
Siglo Veintiuno Editores
(Buenos Aires)
Hubo un tiempo, los primeros años del siglo XX, en que el fútbol no era parte de la vida cotidiana de la mayoría de los argentinos: se jugaba en los colegios ingleses para fomentar la disciplina, e informalmente en algunos barrios por el gusto del desafío y el honor del vecindario. Entre esta primera etapa en que las canchas de los clubes no estaban en su zona de influencia (el club de Once tenía su cancha en Floresta o Devoto; el de Almagro, en Parque Chacabuco) y la efervescencia que llevó a que se popularizaran y sus hinchas fueran bautizados con provocadores apodos (“millonarios”, “diablos rojos”, “funebreros” o “leprosos”), el fútbol se convirtió en un espectáculo masivo, y los jugadores, inicialmente amateurs, se transformaron en cracks que brillaban en los medios, como Américo Tesorieri, Fernando Paternoster o Miguel Ángel Lauri.
"...La iniciativa que hacia mediados de siglo XIX dio origen a varios clubes ingleses produjo exiguos efectos en el progreso y la difusión del deporte. No obstante, el impulso originado en las escuelas británicas derivó en la creación de la liga oficial y de nuevos clubes unas década más tarde..."
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