(Buenos Aires)
Hay dos escritores que me interesa destacar y que han tenido un concepto de la escritura y la forma de organizar o no los libros.
Uno de ellos es el escritor portugués Fernando Pessoa, considerado uno de los más grandes escritores del siglo XX. La otra es la escritora francesa Marguerite Duras.
Yo creo que las nuevas tecnologías hoy permiten publicar fragmentos de libros, capítulos, los libros se pueden ir armando.
Y eso es lo que me parece más interesante.
El libro del desasosiego de Fernando Pessoa
Hace algún tiempo escribí sobre el Libro del desasosiego de Fernando Pessoa. En ese ensayo publicado primero en la revista Cultura segunda época (Buenos Aires) y después en otras revistas culturales (Triplov, Portugal) y sitios web, que reproduzco a continuación:
"Lo que tenemos aquí, no es un libro sino su negación y subversión, el libro en potencia, el libro en plena ruina, el libro-sueño, el libro-desesperación, el anti-libro, más allá de toda literatura. Lo que tenemos en estas páginas es el genio de Pessoa en su momento cumbre."
La primera vez que leí el Libro del desasosiego de Fernando Pessoa fue en una versión en español de Angel Crespo publicada por Seix Barral en 1982. Ya había leído unos cuantos libros de Antonio Tabucci, escritor italiano al que admiro y supe entonces que él había introducido con una labor de orfebre intelectual la obra de Pessoa en Italia. Lo que no advertí y esto lo supe después, cuando volví a leer el Libro del desasosiego en traducción de Santiago Kovadloff, editado por Emecé en 2000, es que éste es un libro que se va armando y que puede seguir articulando conforme pase el tiempo, según quién organice el material dejado por Pessoa, y según otras variables que tal vez no puedan preverse todavía. Pessoa acumuló en un arcón o baúl sus originales inéditos y allí fueron encontrados tras su muerte en 1935. Ese legado, dejado por el escritor en relativo desorden, sigue siendo hasta hoy materia de clasificación e investigación por parte de los estudiosos de su obra. Pessoa ha sido reconocido por muchos críticos junto a Kafka y a Joyce como uno de los grandes escritores del siglo XX.
La primera versión del Libro del desasosiego, la de Angel Crespo, dice en el prólogo: " En 1913, Fernando Pessoa (1888-1935) publicó en la revista A Águia un original en prosa, titulado "Na Floresta do Alheamento" (En la floresta de la enajenación), en preparación. Dicho escrito iba firmado por Fernando Pessoa, sin que se hiciese la aclaración, o la salvedad, de que su autor lo atribuyese a Bernardo Soares ni a cualquiera otro de los personajes que, como se sabe, dio por autores del libro". Fernando Pessoa escribía con heterónimos. Tanto en la versión de Angel Crespo como en la traducida por Kovadloff , el Libro del desasosiego se atribuye a Bernardo Soares. Sin embargo, antes de esa atribución, ha habido otras, Pessoa pensó en atribuirlo a otro heterónimo: Vicente Guedes. En otra oportunidad, dada la escritura fragmentaria del Libro del desasosiego , Pessoa pensó también en atribuirlo a Álvaro de Campos. Lo fascinante de este libro del genial poeta portugués es que además de estar atribuido en estas últimas versiones a un personaje literario como Bernardo Soares, es un libro que puede seguir "haciéndose". En la introducción del Libro del desasosiego escrita por Richard Zenith y traducción de Kovadloff, se narra cómo se organizó esta versión. Lo que tenemos aquí, dice Zenith, "no es un libro sino su negación y subversión, el libro en potencia, el libro en plena ruina, el libro-sueño, el libro-desesperación, el anti-libro, más allá de toda literatura. Lo que tenemos en estas páginas es el genio de Pessoa en su momento cumbre".
En una entrevista, el escritor italiano Antonio Tabucci, al preguntársele por el significado en su propia obra de la figura de Fernando Pessoa dice: "A Pessoa le debo, en primer lugar y principalmente, la fe en lo novelesco, porque, a través de su poesía, ha construido en realidad un universo novelesco, ideando algunos personajes, como Álvaro de Campos, Ricardo Reis, Alberto Caeiro o Bernardo Soares, que en lugar de ser personajes que actúan, son seres que crean. Pessoa, en última instancia, lo que hizo fue inventar una serie de personajes creadores y ponerlos en relación, urdiendo amistades, correspondencias, etcétera; edificó una especie de teatro en el cual hay actores, pero donde falta el guión". Tabucci destaca que el poeta portugués hizo esta gran construcción novelística en la época de la gran crisis de la novela, ya que murió en 1935. Paradójicamente , agrega Tabucci, Pessoa ha creado una vía de escape, una pirueta, por la que en nuestro siglo, cuando parece que ya no existe un espacio para la novela, puede reconstruirse un universo novelesco, no mediante la novela, sino con la poesía. Esto me impresionó muchísimo " destaca el escritor italiano. En la misma entrevista, Tabucci hace resaltar la característica de Pessoa de ser además de poeta, un personaje: " el personaje de sí mismo y el personaje que es para los otros, lleno de misterios, los cuales son muy difíciles de aclarar del todo, y tal vez no lo consigamos nunca". Pessoa vivía en habitaciones realquiladas de pequeñas pensiones, pasó su vida como un modesto funcionario y dedicaba todo su tiempo a la escritura. Se escindía en varios seres y conseguía a pesar de ello una gran unidad sin caer en la esquizofrenia y en la locura, relata el escritor italiano a su entrevistador. Asimismo, Tabucci destaca el sacrificio o tal vez el desinterés de Pessoa por publicar su obra. Mantuvo oculta su carrera literaria rechazando de esta manera honores y glorias que quizá la vida le habría concedido y prefirió la escritura y la satisfacción que ésta puede proporcionar.
Si hay algo fascinante en la lectura del Libro del desasosiego de Pessoa es encontrarse con un alma volcada al papel sin interferencias ni ornamentos inútiles y también en algunas oportunidades, encontrarse con un idiolecto. En cuanto a esto último, Angel Crespo, en la primera versión en español del libro dice: "Wittgenstein discute, en su obra Philosophical Investigation, la posibilidad de un lenguaje que sólo pueda ser entendido por un individuo, y por él oído, y que se refiera a acontecimientos mentales interiores y por lo tanto, ocultos o secretos para los demás. Si ese lenguaje existe, Wittgenstein piensa que es intraducible debido a que el lenguaje es un hecho social cuya formación y comprobación - y aun corrección- depende, no de la falible memoria individual, sino de la memoria colectiva, que es la condición precisa para que el lenguaje sea propiamente tal, sea comunicable, y por lo tanto, traducible. Sin llevar las cosas tan lejos, hay que advertir que el lenguaje del Libro del desasosiego es, en ocasiones, un idiolecto que tiende a lo secreto, a lo incomunicable, y que, debido a ello, bordea, también en ocasiones, la intraducibilidad ".
En cuanto a las intenciones de Pessoa en dejar una obra fragmentaria y en haber también dejado algunas indicaciones para articular el libro, habría que remitirse a George Steiner quien dice: " el recurso a la intencionalidad, a lo que podemos decir del propósito del escritor o del artista pone trampas incluso peores que las que atribuimos a los usos de la biografía. Balaam - y Marx citará esta parábola en su exploración de las contradicciones ideológicas en el interior de la literatura - profetiza en contra de su expresa voluntad. Un artista puede engañarse radicalmente en cuanto a sus verdaderos motivos - semejante "verdad" puede ser un fantasma epistemológico- y los efectos que se proponía. Puede, siguiendo una estrategia esopiana, intentar engañar a otros (los censores). Sus diarios, cartas, y notas de programa más íntimos pueden ser ficciones retóricas en la génesis de la ficción. Los diarios y las conversaciones de Kafka son obras maestras de afligido circunloquio no sólo con respecto a los otros sino, principalmente, al mismo. Su aparente transparencia hace la obra real más secreta". Steiner relativiza la desconstrucción al decir" no hace falta que una advertencia desconstructiva nos señale las multiestratificadas intencionalidades de la fábula, nos recuerde las inconmensurabilidades y las autodisoluciones retóricas inherentes a los actos semánticos." Para la hermenéutica moderna, dice Steiner ," es fundamental el famoso postulado de Schleiermacher según el cual el lector puede descubrir la intención y el significado auténticos del texto mejor que el autor." Respecto a esto Richard Zenith, destaca en la última versión del Libro del desasosieg o "que mucho antes que los descontructivistas llegaran para enseñarnos que no hay nada hors-texte, Fernando Pessoa vivió, en carne propia - o en su anulación-, todo el drama del que ellos tan sólo hablan. La falta de un centro, la relativización de todo (incluso de la misma noción de lo relativo), el mundo entero reducido a fragmentos que no conforman un verdadero todo, apenas texto sobre texto sobre texto, sin ningún significado o casi sin nexo - todo este sueño o pesadilla posmodernista - no fue, para Pessoa, un grandioso discurso. Fue su íntima experiencia y su tenue realidad. Y este libro-caos del desasosiego fue su lucidísimo textimonio:
"Todo cuanto el hombre expone o expresa es una nota al margen de un texto borrado por completo. Con más o menos suerte, por el sentido de la nota, inferimos el sentido que podría ser el del texto, pero queda siempre una duda, y los sentidos posibles son muchas" (Fragmento 148)
Fernando Pessoa dejó algunas indicaciones para articular el Libro. Según Zenith son de ayuda relativa, porque son contradictorias y evidencian sobre todo hasta qué punto llegaba la confusión del autor: ni él sabía cómo ordenar los fragmentos. Zenith reconoce que tal vez lo mejor hubiera sido una edición de piezas sueltas, ordenables según el criterio de cada lector. Es así como a mí me gusta leer el Libro del desasosiego. Cito a continuación algunos fragmentos que elegí para este artículo:
"Mi vida es como si me golpeasen con ella"
"Soy en gran medida la misma prosa que escribo. Me desarrollo en fragmentos y párrafos, me convierto en puntuaciones y, en la distribución desencadenada de las imágenes, me visto, como los niños, de rey con papel de diario, o, en el modo como creo el ritmo de una serie de palabras me corono, como los locos, de flores secas que siguen vivas en mis sueños"
"El arte consiste en hacer sentir a los otros lo que nosotros sentimos, en liberarlos de sí mismos, proponiéndoles nuestra personalidad mediante esa especial liberación".
"A veces me sucede, y siempre que me sucede es casi de repente, que en medio de las sensaciones me brota un cansancio tan terrible de la vida, que no tengo ni siquiera la más mínima idea de cómo dominarlo. Para remediarlo, el suicidio parece incierto; la muerte, aun cuando suponga la inconsciencia, es poco todavía. El que siento es un cansancio que ambiciona, no el dejar de existir - lo que puede o no ser posible-, sino una cosa mucho más horrorosa y profunda, como es el no haber siquiera existido nunca, no haber sido nunca de ninguna manera".
"¿Qué es viajar y para qué sirve viajar? Cualquier poniente es el poniente; no es preciso ir a verlo a Constantinopla. ¿La sensación de liberación que nace de los viajes? Puedo tenerla yendo de Lisboa a Benfica, y tenerla con más intensidad que aquel que va de Lisboa a China, porque si la liberación no está en mí, no está, para mí, en parte alguna. "Cualquier camino", dijo Carlyle, "incluso este camino de Entepfuhl, te lleva al fin del mundo." Pero el camino de Entepfuhl, si se lo sigue hasta el fin, vuelve a Entepfuhl; de manera que Entepfuhl, donde ya estábamos, es ese mismo fin del mundo que íbamos a buscar."
"Me quejo porque soy débil y, porque soy artista, me entretengo tejiendo con musicalidad mis quejas y retocando mis sueños conforme el modo que encuentro de hacerlos más bellos. Sólo lamento no ser un niño, para poder creer en mis sueños, no ser un loco para poder alejar del alma a todos los que me rodean".
(Del Libro del Desasosiego, Fernando Pessoa, Editorial Emecé)
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Bibliografía
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, Seix Barral
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, Emecé Carlos Gumpert
Conversaciones con Antonio Tabucci, Anagrama
George Steiner, Presencias reales, Destino- Compañía Editora Espasa Calpe Argentina S.A.
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Marguerite Duras
La escritora francesa Marguerite Duras opinaba acerca de la organización y reglamentación de los libros, no estaba de acuerdo con eso.
Marguerite Duras decía acerca de los libros que les reprochaba en general que no eran libres: "Están fabricados, están organizados, reglamentados, diríase que conforman una función de revisión que el escritor desempeña con frecuencia consigo mismo.
El escritor, entonces se convierte en su propio policía. Entiendo por tal, la búsqueda de la forma correcta, es decir de la forma más habitual, la más clara y la más inofensiva. Sigue habiendo generaciones muertas que hacen libros pudibundos. Incluso jóvenes: libros encantados, sin poso alguno, sin noche. Sin silencio. Dicho de otro modo: sin auténtico autor".
bibliografía: Marguerite Duras, Escribir, Editorial Tusquets
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