El 8 de marzo de 1892 nacía Juana Fernández Morales en el “interior” de la República Oriental del Uruguay, quien años más tarde será distinguida por su extraordinaria obra literaria como “Juana de América”. Era casi adolescente cuando posterior a su boda con el capitán Lucas Ibarbourou apellido que utilizaría como seudónimo literario, se traslada de su natal Melo, Departamento de Cerro Largo, a la capital uruguaya, la bella y ya cosmopolita Montevideo.
Sus primeros poemas escritos en la tranquilidad del campo, serían publicados en la prensa local, tenían como temática el amor y la naturaleza. Alcanzará rápidamente la fama con sus dos primeros poemarios, Las lenguas de diamante (1919) y El cántaro fresco (1920). Su obra se verá enriquecida posteriormente con más de 30 libros, la mayoría colecciones de poesía, aunque Chico Carlo (1944) es un libro de memorias maravilloso, al igual que otros volúmenes de literatura infantil.
El escritor de origen vasco como Juana, Miguel de Unamuno, recibiría un ejemplar de Las lenguas de Diamante en la Universidad de Salamanca y le escribiría a la poeta uruguaya: “Me ha sorprendido gratísimamente la castísima desnudez espiritual de las poesías de usted, tan frescas y tan ardorosas”.
En 1929 recibió el título de “Juana de América”, la poetisa describió ese momento así:
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