Facundo Yedro |
En el barrio, el deseo de mantenerle oculto aquella afección había sido siempre la principal tarea de su familia. Concluían que la ignorancia siempre atrae la dicha y, como contraposición, lo que se nos revela solo ocurre para acercarnos un poco más al infortunio y la desgracia. Por ello, solo se remitían a ofrecerles respuestas engañosas cuando preguntaba que era besar y porque jamás acaso había experimentado aquella sensación. Sin embargo, las tareas habían resultado infructuosas, en parte por las malas maniobras de algunos vecinos dotados con la torpeza, que se sobrepasaban con comentarios desafortunados:
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