(Buenos Aires)
El escritor gallego Antonio Costa Gómez publica la novela “La casa que se tragó el otoño”, en Europa Ediciones. El libro plantea la comunicación, la búsqueda de plenitud y la literatura como intensificación de la vida. Un escritor español y una fotógrafa colombiana (Circe o Melusina) pasan un mes en un apartamento en Buenos Aires. Buscan la intensidad de la vida, tratan de meter
una infinitud de experiencias en ese mes. Buscan la vibración en las calles literarias de Buenos Aires, también en las de Valparaíso o Montevideo. Viven las sombras de Sabato, persiguen a otros personajes por todas partes, indagan en la Divina Comedia de Dante petrificada en un edificio de la Avenida Mayo.
En Tigre, una Venecia salvaje en el delta del Paraná, encuentran una casa ahogada por la vegetación otoñal, la llaman “la casa que se tragó el otoño”, sueñan que se transfiguran en ella. En una escapada a la Patagonia quieren encontrar en la soledad del fin del mundo la esencia de la vida, buscan el anillo escondido en un huevo, como dice una leyenda yámana. La esencia del libro está en la frase que figura como epígrafe: “Me tocó con dedos de Melusina, fue la caricia más leve y desesperanzada de un ser para entrar en otro ser”. El libro lleva una carta de Ernesto Sabato, con quien el escritor se escribió durante un tiempo.
En el blog de narrativa se publica un fragmento de la novela:
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