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domingo, 2 de agosto de 2020

Escritura no-creativa - Kenneth Goldsmith



Escritura no-creativa
Gestionando el lenguaje en la era digital
Kenneth Goldsmith
Traducción: Alan Page
Prefacio: Reinaldo Laddaga
Caja Negra editora
Buenos Aires, 2015, 2020

(Buenos Aires)


Una de las tesis centrales de este libro es que el surgimiento del lenguaje digital, y de Internet específicamente (“el poema más grande jamás escrito”), representa nuevos desafíos para los escritores actuales, así como en el siglo xx el surgimiento de la fotografía obligó a que los pintores replantearan su tarea. Confrontados por primera vez con un entorno digital que pone a nuestra disposición una cantidad de texto sin precedentes, junto con una serie de técnicas novedosas que nos permiten intervenirlo y manipularlo, nos vemos obligados a repensar las nociones tradicionales de “originalidad”, “escritura” y “autoría”.
En los ensayos reunidos en este volumen, Kenneth Goldsmith traza un mapa de aquellas prácticas y textualidades que asumieron esa tarea, dando forma a aquello que el autor define como escritura no-creativa. Una tradición que toma muchas de sus estrategias del arte de vanguardia (período que Goldsmith se ha encargado de documentar y difundir como fundador de la más vasta biblioteca online de arte exprimental, Ubuweb), y que encuentra en el nuevo paisaje digital el contexto ideal para desplegar todas sus potencialidades. Prácticas novedosas como el uso de la programación o de los resultados de las búsquedas en Google para crear poesía, la composición de collages textuales a partir del cut and paste o de la navegación ociosa en Internet, continúan e intensifican los experimentos radicales de Georges Perec, los ready-made de Duchamp, los cut-ups y fold-ins de William S. Burroughs, la deriva en trance de Benjamin, el détournement situacionista o las estrategias plagiarias de Jeff Koons y Andy Warhol, ofreciendo nuevos modelos de producción estética acordes al desarrollo de la cultura digital.
Como educador, Kenneth Goldsmith desarrolla su trabajo en la Universidad de Pensylvannia y según reconoce trabaja en una universidad privilegiada, quizás una de las más privilegiadas del mundo. Los salones están repletos de tecnologías de punta, y la Internet inalámbrica de alta velocidad fluye como el agua. En su mayoría los alumnos vienen de familias pudientes y los que no, tienen buen apoyo económico de la universidad. Llegan a clase con laptops de último modelo y smartphones y parecen tener todos los programas imaginables en sus máquinas. Comparten archivos con facilidad y son adeptos a los videojuegos, mensajes instantáneos y blogs, y tuitean sin parar mientras cambian su estatus en Facebook. En resumen, es un ambiente ideal para practicar el tipo de tecnoutopía que promueve, con estudiantes preparados, interesados y listos para trabajar.
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