La existencia de algunos seres humanos, aparece marcada por un sello fatal, ya que se enfrentan a la desgracia y a la muerte. Así es como van acumulando en su alma, desesperanza. Como no esperan nada de la vida creen esperar algo de la muerte. Algo parecido ocurrió con Horacio Quiroga. Nació en el departamento de Salto (Uruguay), el 31 de diciembre de 1879. Comenzó a escribir desde muy joven. En su niñez muere su padre en una expedición de caza, lo cual lo impresiona mucho. Lamentablemente, varias veces durante su vida atravesará por experiencias similares. Terminando con su vida suicidándose. “Fue el acto lógico y desesperado de un espíritu lúgubre, sensible y huraño que las circunstancias de la vida y la propia sensibilidad e inmenso incumplido amor llevaron inexorablemente a la locura o loco desengaño, dándole la sensaci6n imperativa de tener que librarse de las cadenas de esta existencia para buscar en el más allá un amor eterno”*(John A: Crow) .
Se ubica como escritor en la Generación de 1912 o Generación Mundonovista, en la cual confluyen las corrientes naturalista y modernista. Mundonovista es la intención de fondo o sea dar una visión del Nuevo Mundo. Como integrante de esta generación Quiroga da mucha importancia a la naturaleza, que para él es mágica y a veces demoníaca, tratándola de forma admirable en sus cuentos (paisajes selváticos, vegetación lujuriosa, ríos inmensos, grandes sequías).
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