Elevo el rostro y diviso entre los anaqueles de mi biblioteca, una especie cofre pequeño, con la curiosidad a flor de piel avanzo hasta llegar a él, lo abro y lo encuentro repleto de fotografías antiguas, papeles con anotaciones y de pronto veo un sobre filatélico, fechado en 1947, donde aparece la dirección de la vivienda de María Santitos Chirinos, mi bisabuela materna, que radicaba en Buenos Aires.
Cierro los ojos, me meto en el túnel de tiempo y me transporto a esa fecha. Nosotros vivíamos en el jirón Manuel Segura, en la Quinta Zelmi, en Lince. Un buen día mi madre acicaló a mis dos hermanos y a mí, para ir a casa de mi abuela materna, en el jirón Guzmán Blanco N° 140 y no era para menos había llegado de la Argentina, mi tío abuelo Huberto Rojas Chirinos.
El comedor muy amplio contenía una mesa larga que daba cabida a unas treinta personas. Presidía la mesa precisamente mi tío abuelo, era un varón de mediana estatura, piel cobriza clara, abundante cabellera negra, con rostro algo serio sin llegar a ser adusto, lampiño para más señas. Lucía un terno de gabardina inglesa, de color gris claro, un chaleco de pelo de camello, una camisa almidonada con puños de gemelos y una corbata delgada gris oscuro, zapatos negros lustrados al duco.
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https://archivosdelsurnarrativa.blogspot.com/2018/06/una-estampida-familiar-y-una-historia.html
2 comentarios:
Historias atravesadas...por el destino! El paralelismo..estrella épocas y personajes lo vuelve atractivo. Gracias por compartirlo
Con este regalo, que nos hace el autor, haciendo gala de su increíble memoria hace una limpia descripción de lo acontecido en la visita del tío Huberto matizada con tango y marinera así como algún detalle de la ayuda a Juan Domingo en su ascensión al poder en la lejana Argentina. Y él cuando escribe sobre sus ascendientes, recuerda a sus contemporáneos como habiéndose diseminado la familia de una u otra forma siempre se encuentran unidos y a sus descendientes conocer a sus mayores y su participación en algunos eventos que hacen historia y a nosotros Pepe con cada palabra en su narración echa a andar nuestra imaginación recreando los momentos vividos en su infancia.
Luis F Cuzquen
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