Nacer poeta, ser polémica por renovar el lenguaje y la poesía de su
época y, sobre todo, ser una persona sensible que vive el dolor interno, que
nadie ve, pero que no deja descansar la mente en constante ebullición y
sufrimiento, no es sencillo.
Así era Alejandra, una de las mayores referencias en mi memoria y
de miles de poetas de diversas generaciones, que tuvimos sus versos acuñados en
nuestras almas; porque ella supo decir lo que sentíamos, antes mismo, que
sintiéramos. Porque ella sabía que “Las imágenes solas no emocionan, deben ir
referidas a nuestra herida: la vida, la muerte, el amor, el deseo, la
angustia”.
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1 comentario:
A qué hora empezó la desgracia? No quiero saber. No quiero más que un silencio para mí y las quefui
La que fui
2 de noviembre de 2021
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