LAS RUEDAS LUMINOSAS
Por Reinaldo Edmundo Marchant
María Cecilia Elgueta Cornejo
Ha ciento veinte kilòmetros de Santiago, hundiéndose hacia la costa, en un camino ya asfaltado pero con atisbos del antiquìsimo polvo que la cubrìa, de pronto asoma el canal de Larmahue, bello paisaje que si no fuera por la frondosa vegetación y alrededor de treinta Molinos de Agua - también llamado Molinos de Azudas -, todo el trayecto resultarìa cansino, silente, pasmosamente tranquilo.
Algo cambia en el errante visitante al ver a esos majestuosos amigos, girando incansables, tomando con capachitos el agua del afluente, subièndolo como en juego de aves para enseguida depositar la simiente en las campiñas que reclaman humedad.
Todo es un espectáculo, pirotecnia de la Naturaleza, alucinaciòn y fascinaciòn. Ya el asueto del dìa no serà el mismo, el buscado con afán, hay que parar y quedar con la vista perdida en aquellos monumentos de treinta, cuarenta y hasta cincuenta metros de altura, que dejan de trabajar, que rasguñan las carnes de las aguas y hacen florecer el zarzal mustio.
Con estas imágenes, surge el Segundo Concurso Literario que la Municipalidad Pichidegua, convocado para estudiantes de escuelas rurales, el tema: escribir sobre las hermosas y valiosísimas Ruedas de Larmahue, Patrimonio Histórico Nacional 1998. No era fácil. Muchos niños de zonas apartadas no las conocían. Existía escasa información sobre. En esos mismos sitios, rodeado de una luminosa Naturaleza, a campo abierto, se describìa el origen, importancia y calidad especial de las ruedas; también, se enseñó a crear, a escribir un relato, poesía, cantos, décimas, ensayos, anécdotas. Cuando vislumbramos en los ojos de aquellos estudiantes la felicidad de estar frente a semejante riqueza patrimonial, sentimos que el esfuerzo mancomunado tenían ese gran sentido que alcanzan las personas cuando un hecho distintos les cambia la vida: desde ese momento no quedaban niños que desconozcan la existencia, la belleza y valor patrimonial de aquellos hermosos ejemplares.
El tema propuesto podría haber limitado y disminuido la concurrencia de los noveles creadores. No fue así. Llegaron más de seiscientos relatos, provenientes de alumnos cuyas edades fluctúan entre los cinco y trece años. Se abordó la temática desde variados puntos de vista. Hubo algunos que lo hicieron desde la ficción, lo ensayístico, poemático, narrativo, desde la oralidad y hasta desde la vivencia de sus padres y familiares mayores.
La raíz de destacados poetas y prosistas chilenos tiene su origen en apartados lugares del sur y norte del país. Al leer los trabajos de estos estudiantes, resulta imposible no recordar esa máxima. El resultado de todo aquello es una privilegio: la creaciòn del primer libro, "Las Ruedas de Larmahue", contado por estudiantes y docentes. A todas luces, fue una bendita audacia detenerse, soltar los ojos y permitir que la imaginación volara junto a su majestad, la luminosa Naturaleza.
ACERCA DEL ORIGEN DE LAS RUEDAS DE LARMAHUE
Las ruedas de Larmahue, también conocidas como azudas de Larmahue o molinos de agua, corresponden a un sistema de regadío cuya herramienta principal es la rueda de madera, la cual mediante el movimiento de la corriente extrae el agua desde el canal y la transporta a través de capachos y canaletas a las tierras colindantes que están sobre el nivel del canal, y no pueden ser irrigadas de otra forma.
Sobre las ruedas de Larmahue no existen datos exactos de su construcción, sin embargo encontramos a través de diversos textos e investigaciones algunos antecedentes de las similitudes y relaciones de las ruedas o azudas de Larmahue con las existentes en el Próximo Oriente y en España.
Existen antecedentes y datos exactos de las primeras ruedas o azudas del mundo, cuyo origen data en el mundo islámico y que de acuerdo a diversos documentos de la época medieval, poseerían más de 1000 años de existencia, aunque como mencionó las primeras señales sobre el uso de las ruedas o norias fluviales provienen de la Época Medieval y de los países islámicos del Próximo Oriente, es así que Ricardo Córdoba de la Llave entrega datos sobre los primeros antecedentes de estas ruedas señalando que: “El historiador persa al-Baladuri, fallecido en el año 892, narra en sus escritos cómo fueron instaladas varias de estas norias en un canal cercano a Basra (Iraq) en la segunda mitad del siglo VII…” asimismo complementa que: “Del siglo XII data el famoso Tratado de Geografía de Yuqut, donde se citan las conocidas norias emplazadas sobre el río Orontes a su paso por la localidad de Hama (Siria).” Estas ruedas aún es posible encontrarlas en territorios como el Hama en Siria.
Un segundo antecedente de la existencia de ruedas como las de Larmahue están las de España, Titus Burckhardt señala: “A lo largo de los ríos de las España árabe, giraban aquí y allá grandes norias que frecuentemente tenían la altura de un edificio y que, movidas por la corriente, regaban las tierras circundantes… ”, estas ruedas aún permanecen en algunos ríos de España (río Genil, Ricote, Segura, entre otros ), su existencia se le atribuye a la presencia e influencia árabe en España durante el periodo llamado Al-Andalus; debido a que la presencia árabe fue más importante en el sur de España, las ruedas se concentraran principalmente en las provincias de Córdoba, Toledo y Murcia.
En orden temporal tenemos a las azudas de Larmahue, cuya fecha de creación no está definida, sin embargo, se estima que es aproximadamente desde mediados del siglo XIX, cuando se construyen e instalan las primeras ruedas en el canal, se atribuye la influencia de la experiencia española en la creación de las norias o ruedas de Chile, todas estas innovaciones en los campos concuerdan con periodos de desarrollo agrícola de las haciendas de la zona central del país, fenómeno descrito por diversos historiadores y que toman como punto de inicio el siglo XVIII, fecha en la cual Chile se vio enfrentado a la escasez de alimentos provenientes desde el Perú , dicho problema alimentario genera la necesidad de aumentar las tierras cultivables, es así que se toman en consideración aquellas tierras menos fértiles o de difícil irrigación que antes habían sido marginadas, podemos inferir que a medida que se hacen necesarias mas tierras para abastecer a la población nacional y local que se crean en la zona de Pichidegua estas ruedas, que no solo fueron utilizadas para riego, sino también para los molinos de trigo, Fernando Márquez de la Plata a mediados del siglo XX (1959) describe estas ruedas, señalando: “… Allí están los bellos ejemplares que poco a poco van desplomándose. Su mecanismo estaba basado en las enormes aspas de madera, en cuyas extremidades quedaban los recipientes en leños con que sacaba el agua…” para él, las ruedas de Larmahue constituían ser de una gran hermosura y de gran antigüedad.
Debido a su particularidad, importancia histórica y utilidad de las ruedas de Larmahue, que 17 de estas ruedas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional a través del decreto nº 830 con fecha 10 de agosto de 1998 cuyo objetivo es la preservación de estas ruedas, posteriormente fueron declaradas bicentenario en el año 2009.
FRAGMENTOS DE CREACIONES PREMIADAS Y PUBLICADAS
DANZA, AGUA Y VIDA.
( de Juan Cabello Herrera)
El caudal torrentoso que da vida
Pasaba aburridos veranos transitando
Con desenfreno por las grietas canalinas
Que recorren el valle, y las colinas
Habitado por familias campesinas
Que esperan con angustia contenida
Que madure el grano, la semilla
La flor, la fruta, el árbol y su vida,
Pero el sol es implacable y no da tregua
Y debilita la planta de esperanza
Que no cobija el agua prometida
En su alma y en sus brotes subterráneos
Y mueren lentamente en la agonía
De la daga cruel de una sequía…
Pero el cielo se ilumina muy de prisa
Porque ve llegar a nuestro valle
Una dama vestida de paletas
Que contienen capachos de esperanza
Y como cual avezada danzarina
Pronto iniciará su larga danza
Una danza plateada de torrentes
Que suben por capachos a lo alto
Para mostrarle al mundo que a su paso
Destellos de vida verde irán bajando
A los rulos sedientos que han pasado
Siglos de soles esperando
Las bondades del húmedo milagro
Que gota a gota, con paciencia les va dando…
Rueda de Larmahue dama de agua
Con manos sabias de maestro construida
Que por misterio intrigante te hizo muda
Vistiendo de roble armadura
Bautizándote de nombre como azuda
Destinando el sentir de tu existencia
A la misión más sublime de esta tierra,
Dar vida al terciopelo vegetal de las moradas
De las familias de alma campesina…
Rueda de Larmahue o quizás azuda
Que elevan el agua hacia el supremo
Implorando que imponga bendiciones
Bajando con prisa y agitada
A cumplir la misión encomendada…
Rueda de Larmahue o quizás azuda
No te basta con cumplir los verdes sueños
Nos muestras con tu encanto al mundo entero
Llamando la atención del forastero
Que se enamora de tu danza generada
De un brazo que del Cachapoal escapaba.
LAS FAMOSAS AZUDAS
(de Patricia Alejandra Cabello)
Pichidegua es un pequeño poblado de la zona central de Chile. En lengua mapudungun Pichidegua significa lugar de ratones pequeños. En este lugar se cultiva mucho maíz, también trigo y hay muchos viejos caserones de adobe. Quizá por eso los roedores lo escogieron como un buen lugar para quedarse y armar familia.
Es una buena tierra, pero nuestros antepasados se encontraron con un gran obstáculo: el terreno cultivable se encuentra por sobre el nivel de las aguas de riego.
Ingeniosamente solucionaron el problema construyendo en las orillas del canal, que nace del río Cachapoal, unas enormes ruedas de madera, como las norias de los parques de diversiones, sólo que en lugar de asientos, estas ruedas poseen en sus extremos uno o dos recipientes para recoger agua, llamados capachos, y unas aspas, que al ser movidas por la corriente hacen que esta rueda gire y recoja agua constantemente. Esta agua es depositada en unas canaletas que la llevan por regueras a los sembrados para sembrarlos.
Existen documentos que muestran que los árabes las llevaron a España (en Sevilla, Córdoba y Málaga aún existen) y finalmente se replicaron en nuestras tierras.
Hay alrededor de veinte ruedas a lo largo del canal Almahue, en la localidad de Larmahue. Pues bien resulta que como son una rareza, únicas en América y en vías de extinción, periodistas, sociólogos, turistas nacionales y extranjeros, alcaldes, concejales, SERNATUR y los propios habitantes de Pichidegua comenzamos a mirarlas con otros ojos. Porque para nosotros eran algo tan cotidiano, que no nos llamaba mayormente la atención. Cuando yo nací, por ejemplo, ya estaban allí.
Tengo que explicarte todo esto porque si nunca has visto una azuda, te costará entender esta historia que te contaré.
Fue mi hijo de seis años quien se dio cuenta de esto. El problema de Alonso es que su lengua funciona a cien revoluciones por minuto, pero su lápiz no es tan veloz, así es que me lo ha contado a mí, para que te lo escriba a ti:
Resulta que con esto de los periodistas haciendo reportajes, los turistas nacionales y extranjeros, y las fotografías de las ruedas en los atractivos trípticos de SERNATUR, éstas comenzaron a ponerse envidiosas y vanidosas. Tal como lees, ¡claro, si ellas son famosas! ¿Por qué no iban a tener los vicios de la farándula?
Comenzaron a competir acerca de cuál de ellas era la más linda, la más fotografiada, la más reporteada, la más importante…
La gran rueda de la plaza por ejemplo razonaba así: “Creo que nadie debería dudar de que yo soy la más importante de todas. Mi dueño el señor Godoy fabrica ladrillos gracias a mí, los ladrillos sirven para fabricar casas y la gente tiene un techo y es feliz gracias a mí. Además la esposa del señor Godoy mantiene un bello jardín, gracias a mí.”
La rueda de viña Lyon es, sin duda, la más grande, descomunalmente grande, y con una vanidad proporcional a su perímetro. Los vinos que produce la viña son de una calidad tan extraordinaria que se comercializan sólo en el extranjero. Gracias a ella, por supuesto.
Otra es un poco pequeña, pero no por ello más humilde, absolutamente convencida decía: “Riego un inmenso campo de alfalfa, sin alfalfa el ganado no tendría buen talaje y no habría carne, ni leche, ni quesos, ni mantequilla, ni manteca, ni lana, ni cuero para los ásperos de los caballos.” Y al ver la cantidad de abejas afanosas en las flores de la alfalfa razonaba en que tampoco habría miel, ni polen, ni cera. Sin duda una inmensa cadena dependía de ella. ¡Ella era imprescindible!
La más intelectual de las ruedas decía: Yo riego un maizal. ¿Acaso no son las hojas del maíz, la materia prima de la artesanía típica de Pichidegua? ¿Qué sería de nuestras tejedoras? ¿Qué sería de nuestro patrimonio cultural tangible e intangible? ¿Qué sería de nuestra identidad de pueblo campesino y su potencial turístico? Más aún de nuestra actividad económica y nuestros ingresos “Per cápita” por concepto de exportación de maíz y fabricación y venta de chuchoca… Y de arrebataba la rueda, pasando incluso que debería ser electa concejal.
Estaba también la rueda más antigua. Esta pertenecía a Doña Otilia, una viejecita de noventa y ocho años que aseguraba que era su padre un español de noble cuna, quien había construida la primera rueda en esta zona. Éste señor había contratado a un ingeniero, porque en verdad lo que pretendía construir era una turbina hidroeléctrica. No alcanzó para generar electricidad pues la corriente no era suficientemente fuerte, pero descubrieron que la turbina servía para levantar el agua, almacenarla y regar. La viejecita se había asegurado de contar su historia a quien quisiera oírla (y a quienes no, también) y en conclusión, era la suya, la rueda más importante.
La rueda musical, perteneciente a la familia Leyton, era quizá la más egocéntrica, por ser artista. ¿No te digo? Lo que pasa es que algo hay en su eje y en su engranaje, que cuando giraba emitía un sonido como de flauta, como de sirena, como de lamento… como de cantante lírica. Y obviamente ella sí que era única.
Y así, unas más, otras menos, todas se creían superiores y ninguneaban a sus compañeras de canal arriba y canal abajo, y las aguas del canal estaban turbias de tanto cahuín. Porque si hay algo que en lo que se entretiene la gente en el campo es en el cahuín. De esto no se salvaban ni las ruedas, pero la más culpable era la corriente del canal, que llevaba y traía.
Comenzó a correr la voz de que el municipio estaba postulando a las ruedas para ser declaradas Monumento Nacional.
Imagínate a una famosa con un contrato en televisión y un sueldo asegurado de por vida, y cirugías estéticas gratis.
Nuestras ruedas serían intocables, con un subsidio de mantención, que sus propietarios deben usar para restaurarla, esto es, cambiar pernos oxidados o reponer los capachos o brazos rotos, por ejemplo. Los brazos tienen un radio de tres metros aproximadamente y son dieciséis. Los capachos pueden ser dieciséis o treinta y dos, si son dobles. Se usa madera de roble, que en esta zona es un poco cara.
Como te iba diciendo, las ruedas se volvieron locas, el agua se revolvió aún más. Todas, cual candidatas a reina de Belleza, creían merecer el título. Hasta los propietarios comenzaron a inquietarse con la incertidumbre de quién sería beneficiado y quién no.
Por fin, en julio de 1998, se publicó el decreto en dónde se nombraba a todo el entorno Zona Típica y a las diecisiete de ese entonces Monumento Nacional. ¡Todas estaban desconcertadas! ¿Te imaginas un concurso Miss Universo con empate final?
En invierno no hay agua en en el canal, se cierra la compuerta del río Cachapoal, ya que las siembras se riegan con el agua de lluvia. En este tiempo se restauran las ruedas, pues están de vacaciones de invierno. Pero llegando la primavera, escasean las lluvias, se abren las compuertas y comienza el acompasado e incansable girar de las azudas.
Fue en la primavera del año 2002 cuando los habitantes de Pichidegua decidieron celebrar, como en la antigüedad, la llegada de la primavera. La llegada del agua a los campos, el inicio del ciclo de la vida, celebrar a la tierra generosa y reivindicar a sus ruedas, sinónimo de fertilidad, vida y sustento.
¿Te cuento cómo fue esa fiesta?
En la plaza se instaló un gran escenario con la rueda del señor Godoy como telón de fondo. El conjunto folclórico local Labranzas, entonó sus mejores cuecas. Se contó la historia de la primera rueda. Se homenajeó a los carpinteros que las construyen. Había buen vino, el mejor no para emborracharse, sino que para brindar por la vida (Vino Casa Lyon). Había empanadas jugosas, con mucha carne. Llegaban los huasos en sus caballos bien ensillados y con sus mejores galas. Las artesanas confeccionaron cientos de hermosas flores en hoja de choclo para regalar con cariño a los asistentes. Don Arturo, el carpintero que fabrica las ruedas, confeccionó decenas de ruedas a pequeña escala, réplicas de las verdaderas y a los turistas les parecía fantástico poder llevarlas de recuerdo. Fue una fiesta memorable.
¿T e diste cuenta que de alguna forma todas las azudas fueron incluidas y necesarias en la celebración?
El cura párroco las bendijo y elevó al cielo una bella plegaria por el agua, por la tierra, por la vida y por las diligentes manos campesinas.
Así, viendo la alegría reinante, fue que las azudas comprendieron porqué se había distinguido conjuntamente a las diecisiete, con el honor de ser monumentos. Y es que todas, de diferentes formas contribuyeron al sustento y al regocijo de los habitantes de Larmahue.
Bueno, también a los humanos nos pasa, que nos creemos demasiado superiores, se nos descontrola el ego y caemos en el feo hábito de subestimar a los demás. Pero, si lo piensas bien, todos, todos, en la medida de nuestros talentos y posibilidades, con grandes o pequeños hechos, cumplimos un importante rol en nuestra sociedad.
¿Cómo están nuestras ruedas hoy? Si tienes la oportunidad de pasar por Larmahue, conocerás en persona a cada una de estas famosas protagonistas. La de la plaza, la musical, la del maizal, la de la viña y la más antigua. Aquí siguen, trabajando con tesón. Constantes, serviciales, abnegadas, generosas, imponentes, perfectas, bellas y humildes, por sobre todo humildes.
LA BELLEZA DE LAS RUEDAS
(De Patricia Trujillo)
Las ruedas de Larmahue
Son grandes y redondas
Giran como los molinos
Regando de todas formas
En la comuna de Pichidegua
Hay un pueblo muy hermoso
En donde están las ruedas
Que es lo que la hace famosa
Giran, giran las ruedas
Lanzando agua al pasar
Regando parques y cosechas
Dan vueltas sin cesar
El colegio de mi comuna
Lleva a los niños de paseo
A las ruedas de Larmahue
Dibujaron y pintaron sin recreo
Las ruedas giran y giran
Al golpe del agua contra las piedras
Y la claridad estalla
Con sus movimientos deslumbrantes al girar
Hermosa rueda de madera
Deja que tus brazos impongan en el agua
Hacia los campos con frescura
Mojando campos y praderas
Lindos colores
Tienen las ruedas
Que con su belleza
Se asemeja a la primavera
Los niños juegan y ríen
Cuando pasan por las ruedas
Y por eso todos se acercan
A sacarse fotos con ellas
El colegio de Santa Amelia
Con ánimo y atención está
Diciendo de estas ruedas
Cada día lo mejor
Mis amigos me contaron
Que siempre que pasan por ahí
Veían las ruedas de Larmahue
Que son muy importantes para mí
Una tarde de primavera salí
A caminar por ahí
Y me di cuenta de la hermosura de las ruedas
De la lejanía que yo las vi
Las ruedas de Larmahue
Son la gran sensación
Y toda la gente
Se saca fotos a su alrededor
Las ruedas de Larmahue
Son hermosas por su esplendor
Pero toda la gente dice
Son más bellas por su color.
RUEDAS DE LARMAHUE
( de Constanza Ahumada)
Rueda que gira
Y pasa rodando
Tu vas para Larmahue
Y yo voy cantando
Si vas para Pichidegua
Encuentro el sector de Larmahue
Y no te vayas a
Confundir con Pudahue
Larmahue es como una botella
Mientras vas descorchando
Te encuentras con una rueda
Poco a poco la vas disfrutando
Las ruedas son llamativas
Que persona no pudiera visitarlas
Si la gente que pasa
Va escuchando charlas
Existe una sola de ellas,
En muchos lugares de Chile
La tratan de copiar
Y solo esa las puede animar
Las ruedas de Larmahue
Fueron declaradas monumento nacional
Es envidiada por los demás
En cualquier momento y lugar
Que bonitas se ven
Cuando la fuerza del agua
Las hace girar
Y me las pongo a contemplar
Cuando al agua
Sus capachos la empiezan a atrapar
Y comienzan a elevar
Para luego almacenar
Las ruedas están hechas
De madera especial
Y roble le vamos a llamar
Y fierro le podemos colocar
Las ruedas son
Como las estrellas
Recolectan agua
Igual como una botella
La tierra en desnivel
Las ruedas se levantan
Y el agua
Las hace florecer
Cuando miro la rueda
Me hace pensar
Cuantas semillas podré sembrar
Y por cuantos se multiplicarán
CON LAS RUEDAS DE LARMAHUE
(de Sabina Lucero)
Hoy he venido hasta acá
En busca de un hermoso lugar
Donde reina el campesino
Por sus hermosos cultivos
Hermosos sí que son
Gracias a esta atracción
Rústicas y larmahuinas
Es que monumentos nacionales son
Llenan de luz el lugar
Me doy cuenta al caminar
Tan serenas que se ven
Pero si te permiten el que hacer
Son las flores mas lindas del jardín
Es que no hay más que decir
Tranquilas van girando
Dejando el sonido en mí
Ruedas de azudas
Que hermosas son
Lo aprecio a primera vista
Viendo tamaño esplendor
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