(Buenos Aires)
El periodista y escritor Doménico Chiappe reflexiona en un artículo publicado en Fronterad sobre WikiLeaks y el mal periodismo, una reflexión crítica sobre el fenómeno de las filtraciones masivas y el comportamiento de los periódicos tradicionales ante el reto de procesarlas.
El artículo comienza así:
“La organización de Julian Assange es un medio de comunicación: no
tanto por la manera de tratar la información, sino por la existencia
de una agenda informativa. Qué llega y qué no divulgan. En el silencio
puede leerse su política editorial. En la colaboración tejida entre
WikiLeaks y los periódicos tradicionales, los directores renunciaron
al contraste de la información y dieron lo que se les suministraba
como verdad. Pasado el tiempo, se comprueba la escasa relevancia que
ha tenido la publicación de contenidos de altísimo valor. El
periodismo jugó mal sus cartas.
El periodismo se ha revestido de heroísmo y primicia gracias a
la tecnología que WikiLeaks ofrece a los internautas: recibe
información por medio de canales limpios, que no dejan rastro a las
agencias de seguridad, y que permiten absorber cualquier cantidad de
datos. La encriptación, solo legible por sus creadores, protege la
confidencialidad de quien la remite. La imposibilidad de cualquier
gobierno democrático de obligar a un periodista a revelar sus fuentes
es uno de los grandes triunfos del periodismo tradicional, y ese
derecho ha sido cuidado con su propia credibilidad: lo que ofrece al
público ha sido procesado y contrastado. La marca del medio de
comunicación y la firma de sus responsables dan fe de su veracidad.
¿Es esto lo que ha ocurrido con la información que varios periódicos
en diversos países han publicado gracias a la colaboración de
WikiLeaks?
No.
Los periódicos otorgaron credibilidad a la información por el
mero hecho de provenir de WikiLeaks, que asegura comprobar la
existencia de los documentos que publica. Los periódicos endosaron su
responsabilidad. Una cosa es que los documentos sean reales y otra
distinta es que la información que contienen sea veraz. En verificar
los contenidos estaba el trabajo de los periodistas. No en transcribir
ni en resumir ni en traducir. Ante la imposibilidad de ser objetivo,
pues el ser humano juzga a través de su tamiz ideológico y
sentimental, el periodismo busca la pluralidad, la multitud de
versiones con la que construir una historia, con la que contrastar
todos los datos.
WikiLeaks parece sustentar su credibilidad en el volumen de
datos. La materia inabarcable es, ahora, una fortaleza. Una fortaleza
que protege una enorme debilidad: tal volumen de palabras y folios
requieren demasiado tiempo de lectura por parte de personas que posean
criterio suficiente para clasificar y seleccionar. Ante el reto, los
medios de comunicación se apoyaron en la tecnología de los robots.
Hubo una primera criba automática, a partir de la cual ha trabajado el
intérprete del material: selección, traducción, resumen. Y hasta ahí.
Además de no contrastar la información, ¿han cometido algún
otro error los directores de los diarios en este asunto de WikiLeaks?
Para saber si el periodismo tradicional ha caído en una trampa, al
decidir publicar los materiales que provienen de WikiLeaks sin hacer
su labor tradicional, hay que enfrentarse a una pregunta: ¿Es
WikiLeaks (que se autodenomina non-profit media organization) un medio
de comunicación o un simple intermediario de información? Si es lo
primero, los directores han dejado que sus diarios sean manipulados,
convertidos en altavoces irracionales del interés de quien suministra
la información. El contraste de las fuentes (sea una persona o una
institución) siempre ha protegido al periodista de esta manipulación.
WikiLeaks se considera a sí mismo una agencia de noticias (“Like a
wire service, WikiLeaks reports stories”) que cuenta con una plantilla
de periodistas (“We provide an innovative, secure and anonymous way
for independent sources around the world to leak information to our
journalists”). ¿Lo es realmente?
Se puede leer en:
http://www.fronterad.com/?q=wikileaks-y-el-mal-periodismo
Más sobre Doménico Chiappe:
http://revistaarchivosdelsur.blogspot.com/2011/02/espacio-de-autor-domenico-chiappe.html
Revista digital de cultura Archivos del Sur desde Buenos Aires - Argentina- Año 23- edición 283 noviembre 2024 - ISSN 1575-9393 Registro de la propiedad intelectual Nro.55060538- Revista Archivos del Sur -La revista Archivos del Sur es propiedad de Araceli Isabel Otamendi Directora- Editora: Araceli Isabel Otamendi- Juan M. Blanes 149 -cod. postal 1155 revistaarchivossur@gmail.com
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