Araceli, me hiciste acordar de época en la que florecían los programas televisivos alrededor de la mesa familiar de los domingos.
Ahora sería imposible repetir aquellos éxitos: los jóvenes se levantan después del mediodía y son escasos los hogares en los que, por dificultades económicas o por la fragmentación de la familia, alguien esté dispuesto a gastar dinero y fuerzas en juntarlos a toda la parentela.
Llegará un momento en que aquellos programas serán estudiados como ejemplo de hábitos en desuso. Te escribo y se me pianta un lagrimón. A veces miro Gourmet y pienso que si se me ocurriera poner en práctica esas recetas y reunir amigos y/o familia, tendría que hacer como la protagonista de La fiesta de Babette: quemar las naves.
No me tomes en serio. No conservo el rito dominical pero cada tanto me acuerdo de mi vieja, e invito a mi familia a una comilona.
Gracias por refrescarme la memoria.
Silvia Plager
Buenos Aires
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