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jueves, 1 de abril de 2010

Educación: Aprender resolviendo problemas - Adriana Isabel Lettieri

APRENDER RESOLVIENDO PROBLEMAS: Una estrategia necesaria

      Los docentes se esfuerzan permanentemente por crear experiencias de aprendizaje conectadas entre sí, actividades que permitan a sus alumnos captar las complejidades que debemos afrontar actualmente como integrantes de una comunidad global, así como las situaciones cotidianas. Experiencias, en suma, que pongan de relieve la necesidad de ser personas flexibles y tener una mente abierta.
     Vamos por la vida afrontando problemas, esforzándonos por resolverlos y hallándoles soluciones, y todo esto nos brinda oportunidades de aprender. Si uno pidiese a distintas personas que describan una ocasión de su vida en la que realmente aprendieron algo que hoy recuerden con clara comprensión, la mayoría de ellas no recordará una experiencia educativa formal. Muchas relacionarán tal ocasión con el momento en que debieron afrontar algún problema más allá de si lo resolvieron o no.
     Problemas confusos, no estructurados, se convierten en el foco de nuestra investigación y nuestro pensamiento, y nos acercan cada vez más a la comprensión y a la resolución. Nos colocan frente a situaciones que exigen tomar decisiones basadas en criterios sólidos, que tengan en cuenta los intereses en conflicto y la información incompleta con la que se cuenta. Así es el aprendizaje basado en problemas: una situación donde el problema es central y el aprendizaje es promovido y desarrollado en el proceso de investigarlo y resolverlo.
     En principio, tenemos ante nosotros una situación o cuestión nueva a resolver y para solucionarla no hay una vía directa o un planteamiento estándar, uno no sabe, en un primer momento, cómo llegar a la solución, pero esto se constituye en un desafío si se ha planteado el problema teniendo en cuenta los intereses del grupo de estudiantes. Si para una persona no hay nada que resolver, no hay problema. El interés por resolver la cuestión asegura que se llevarán a cabo los procesos necesarios y enriquecedores  necesarios para ello (buscar, investigar, relacionar, etc.)
Esta forma de aprender ofrece muchas oportunidades de que los estudiantes interactúen entre sí y con los contenidos. Nos encontraremos entonces con:
  • Alumnos entusiasmados con el aprendizaje
  • Alumnos que se esfuerzan por aprender o comprender más profundamente una cuestión complicada
  • Alumnos que muchas veces ni siquiera se hablan se encuentran trabajando juntos en un tema
  • Alumnos que debaten en conversaciones animadas algún aspecto del trabajo escolar
  • Alumnos que comparten información con otros que la desconocen
    Todos los días se nos presentan problemas que afectan nuestra vida personal y profesional. La habilidad no sólo de afrontarlos sino  también de identificar las cuestiones clave, de obtener información y de atravesar eficazmente esas situaciones contribuye a que alcancemos el éxito en cualquier cosa que nos propongamos lograr. Construir una red mental de esas experiencias nos permite establecer conexiones mediante la asociación y la interpretación, un proceso mucho más complejo y más rico que la llamada “transferencia del aprendizaje” en la pedagogía tradicional.
    La mayoría de nosotros está familiarizado con modelos de enseñanza en los cuales primero aprendemos contenidos y procesos a través de la clase del docente, la enseñanza directa y el descubrimiento guiado. Luego aplicamos ese nuevo aprendizaje en situaciones estructuradas, en contextos problemáticos y en ejercicios de respuesta obligatoria diseñados para comprobar si aprendimos o dominamos lo que se enseñó. Este paradigma de enseñanza, que sigue la frecuencia enseñar-aprender-aplicar  fue la norma en nuestras escuelas durante largo tiempo. Aprender a partir de la resolución de problemas reformula nuestra práctica  colocando a los alumnos frente a una situación confusa, no estructurada en la cual deberán desarrollar distintas estrategias para alcanzar una solución viable.
    En el aula enfrentar una situación determinada que se presenta como un problema a resolver crea un ambiente de aprendizaje en el que  los docentes alientan a los estudiantes a pensar y los guían en su indagación, con lo cual les permiten alcanzar niveles más profundos de comprensión. 
La idea es que, para aprender, hay que problematizar lo teórico, los ejercicios y las actividades que se plantean en las clases. En el campo de las Ciencias, por ejemplo, hay que hacer énfasis en el hecho de que "resolver problemas científicos" no significa una "tarea de hacer", sino "una actividad científica verdadera", con la cual, los estudiantes construyen los nuevos conocimientos que se consideran fundamentales para desempeñarse como profesionales competentes en ese campo.
     Si bien, investigaciones sugieren que el aprendizaje a partir de problemas es un medio disponible para desarrollar potencialidades en los la forma en la cual éstos se presentan, conduce a los estudiantes a resolverlos de manera mecánica y sin razonamientos evidentes y sin profundización en el contenido del mismo, un problema científico debe requerir un procedimiento de reflexión sobre la consecuencias de los pasos que serán tomados Es común, que tanto profesores como estudiantes confundan ejercicio con problema. Esto ocurre precisamente porque los docentes no reconocen las características de los problemas en cuanto a su nivel de dificultad y desde los procedimientos utilizados para su resolución, elementos que no encontramos en un ejercicio. Es por esto que las clases en la cuales predominen estrategias en resolución de problemas, deberían generar cambios positivos en los aprendizaje de los estudiantes, promoviendo y consolidando nuevas formas de pensamiento. Los profesores deberían proponer a sus alumnos verdaderos problemas y no ejercicios "tipo". Estos auténticos problemas deben ser diseñados de tal manera que puedan resolverlos a la vez que evolucionan los conceptos previos, el lenguaje y las experiencias que le proporcionan evidencias. De esa manera el profesor enseñará a su estudiante a proponerse problemas a sí mismo, transformando la realidad en un problema que merezca ser estudiado.
     En el caso del área específica de la Matemática muchas veces el proceso de resolución se complica por un contenido o habilidad no dominada. Si el caso fuera por la resolución de operaciones es totalmente válido recurrir a la ayuda de la calculadora para superar este escollo. De esta forma la actividad se centra en la resolución del problema propuesto y no se desvía a la adquisición de la forma de resolución de los algoritmos que surjan. Las calculadoras son simplemente una herramienta que puede ayudar a los estudiantes a resolver problemas. Cuando son usadas apropiadamente mejoran el aprendizaje y el pensamiento, pero no lo reemplazan. Una real comprensión de la matemática es el resultado de entender que es lo que se está preguntando, diseñar un plan para resolver el problema, decidir que operaciones son adecuadas, y determinar si la respuesta tiene sentido o no. Los estudiantes que usan apropiadamente la calculadora tienen más tiempo para explorar, probar, estimar e investigar lo cual aumenta sus posibilidades de encontrar respuestas con sentido.
     Comparando las estrategias de enseñanza  entre una clase teórica y una basada en la resolución de problemas vemos que en la primera el rol del docente es el de un “experto” que posee el conocimiento, que guía a sus alumnos y los evalúa mientras que en el segundo caso el docente prepara la situación, la presenta y se retira a un segundo plano participando en el proceso de resolución como un investigador más ponie4ndo aprueba las posibles soluciones propuestas, es decir resolviendo junto a sus alumnos “desde adentro”
     Las “antiguas competencias” tales como las habilidades en Lengua y Matemática, en problemas clásicos, siguen siendo necesarias para comenzar a funcionar en sociedad, pero ya no son suficientes. Para lograr éxito en nuestro mundo en permanente cambio es esencial tener la habilidad de conceptualizar problemas y soluciones. Las “nuevas competencias” que es preciso desarrollar hoy en día son abstraer, entender el funcionamiento de sistemas, experimentar  y trabajar en equipo.
Si estas “nuevas competencias”  se aplican con eficacia estaremos frente a alumnos que logren investigar situaciones complejas, que colaboren con sus pares como colegas en un grupo de aprendizaje, que adopten una posición y defiendan sus conclusiones utilizando datos y que se acostumbren a pensar en múltiples soluciones en lugar de lanzarse a extraer conclusiones apresuradas.
     Así como es prácticamente imposible aprender un oficio o hacerse artesano sólo estudiando catálogos o exposiciones de herramientas y es necesario tomar éstas con las propias manos y usarlas, también es imposible aprender bien como observador pasivo. Por eso la resolución de problemas es un ejercicio tan importante, él nos brinda una experiencia en profundidad, una oportunidad de conocer y pulsar las dificultades, de conocer los alcances y limitaciones del instrumental y conocimiento que poseemos. Refiriéndonos por supuesto a problemas no rutinarios o mecánicos cuya resolución exige iniciativa mental e ingenio. Vale mucho más ser capaz de resolver problemas no triviales que hacer acopio en la memoria de enunciados, teoremas, demostraciones, sin que podamos utilizar los mismos para resolver alguna situación concreta.
     La enseñanza por resolución de problemas pone el énfasis en los procesos de pensamiento, en los procesos de aprendizaje y toma de decisiones y deja en los alumnos la certeza de que concentrándose y aplicándose con esfuerzo a la tarea es posible resolver aún lo que en un principio pareció confuso y desestabilizador. Si logramos esto habremos preparado un poco más  a nuestros alumnos e enfrentar los desafíos y requerimientos de la vida actual, de esta “aldea global” que todos habitamos.








Bibliografía:


Torp, Linda y Sage, Sara
“El aprendizaje basado en problemas”
Amorrortu Ediciones
Buenos Aires, 1999


Varela Nieto
“La resolución de problemas en la enseñanza de las ciencias. Aspectos didácticos y cognitivos”
Universidad Complutense de Madrid
Madrid, 1990


Guzmán, de M
“Enseñanza de las Matemáticas. Tendencias e innovaciones”
Biblioteca digital OEI, 1993
http://campus - oei.org/oeivirt/edumat/html


 (c) Adriana Isabel Lettieri






ailettieri@yahoo.com.ar




Adriana Isabel Lettieri es:


Profesora para la Enseñanza Primaria con intensificación en Psicopedagogía
Especialización en Educación de Adultos y Adolescentes
Especialización en Ciencias Sociales
Especialización en Mediación Preventiva del Comportamiento Adictivo
Técnico Superior en Conducción Educativa
Técnico Superior en Administración Escolar
Profesora del curso para docentes: "Profilaxis de la voz docente"
Actualmente: Directora Titular Escuela Nº 20 DE 11 – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Maestra de Ciclo Titular de Escuela Nº 20 DE 13 deAdultos – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

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